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sábado, 6 de octubre de 2012

Apuntes breves sobre danza política, ética de la danza y danza social


Esta mañana nos hemos desayunado todos con esta noticia:
 


Un momento duro y desesperanzado para el sector.

En estos momentos tensos y convulsos me gustaría enlazar con el último comentario de Antón quién el otro día terminaba dejando caer los conceptos de Danza y compromiso político, danza y compromiso social.

En el último MOV´S que tuvo lugar en Junio 2012 en Cádiz fui invitado a moderar una de las mesas de trabajo, y de alguna manera estas cuestiones estuvieron muy presentes. Eran ya temáticas recurrentes en cualquier foro de debate sobre danza y necesariamente lo son aún más en este momento.
Para no enredarme demasiado en un tema tan complejo y sobre el que habría tanto que decir ( y oír , sobre todo oír, siempre oír) me gustaría de manera esquemática apuntar algunas de las ideas que al hilo de estos temas creo que es importante tener en cuenta para comprender el presente y también a la hora de no sólo reivindicar nuestros derechos que día a día vamos perdiendo sino también a la hora de construir el modelo de cultura y política para danza del futuro. En parte porque, aunque no sea un buen momento para echar piedras sobre nuestro propio tejado, me parece que reivindicar y protestar sin reflexionar sobre cuales son algunos de nuestros propios fallos y errores que nos han llevado hasta esta situación nos llevará inevitablemente de nuevo al mismo punto de partida. Será sólo cuestión de tiempo.
Me gusta así pensar ( y siempre abierto claro a la refutación y la disensión) que:
- en estos momentos , cualquier actividad de danza en este país es un acto de danza y política. Lo es necesariamente porque Hacer hoy en día danza en España es una labor de resistencia.
- para mi danza (o teatro) político no tiene nada en absoluto que ver con danza ( o teatro) panfletario. Lo más político es hacer un teatro o una danza de tanta calidad que transformes la manera de pensar y el corazón del público. Nada que ver con adoctrinarle, muchísimo menos con sermonearle o moralizarle.
- de la misma manera, cualquier acto de danza es (hoy y siempre) un acto de compromiso social. Porque llevamos la cultura de la manera más directa y sutil, eficaz y refinada a un público que a menudo no ha tenido jamás (es fuerte decirlo pero hoy por hoy sigue siendo así) contacto con ese lenguaje.
- si el artista decide además que el tema que va a elegir es un tema directamente político o que va a usar la danza para operar de manera directa en contextos sociales deprimidos, o con fines pedagógicos o integradores, genial. Es maravilloso. Personalmente pienso que ni más ni menos maravilloso que si elige no hacerlo. La calidad del proyecto no se valora por la de su enunciado, sino por la de sus resultados y logros y méritos artísticos ( o sociales según el caso). Establecer una discriminación positiva para unos y negativa para otros en función de modas exportadas y pasajeras comienza a desequilibrar y contaminar el medio con resultados (aunque pueda parecer lo contrario) fatales.
- La ética en la danza (como en casi todo) comienza por tu entorno más inmediato. Trata, paga , considera profesionalmente y reivindica a tus bailarines, colaboradores y empleados como quieres que los políticos te traten , paguen, consideren y reivindiquen. Me resulta extraño que alguien que paga de manera miserable a su entorno sea una garantía de nada a la hora de exigir ni reivindicar a los que generan las políticas de danza. Si esto implica que los trabajos que tienes que hacer son menos y de un determinado formato, estaremos dando una señal clara: con lo que ustedes dan se puede hacer esto. Se puede producir esto. Si como director de un festival que ha sufrido un recorte brutal, y para que mi gestión no “desluzca” ofrezco una programación similar (en algunos casos superior, es alucinante) a la que había antes de lo recorte y me sustento en recortar a su vez los cachés de los artistas y ofrecer sueldos indignos estoy lanzando dos mensajes difíciles de borrar después : 1.- Lo mismo se podía hacer con mucho menos, los presupuestos estaban inflados. 2.- Como gestor cultural, director de una compañía, director festival, técnico de cultura o cualquiera que sea mi posición, considero que esto es lo que vale el trabajo de un artista, lo que debe ganar: una miseria indigna. Nadie pensará ” mira, han hecho un esfuerzo para arrimar el hombro, es sólo por esta vez”. Creo que la lectura es clara: la cultura no es un lujo, es un hobby, y como tal no debe estar remunerada, o estarlo bajo mínimos.
- Este punto anterior no está reñido con ofrecer tu trabajo gratis tanto como decidas, por tantas causas y proyectos como tú quieras. Ni con juntarlo con otros que así lo quieren. Muy distinto a pedirlo o exigirlo. Siempre con cuidad de quién es el destinatario, en qué contexto, cómo se presenta, a quién representa.
- Resistencia necesaria a las modas. Las modas para mi son una forma de control, una manera de decidir lo que se queda dentro del reparto del pastel y lo que se queda fuera. No entiendo por qué cada año que pasa los programas de teatros y festivales son cada vez más un calco de unos a otros. Los grandes centros de creación y exhibición marcan clara y descaradamente quién sí y quién no. Entiendo que todos queremos sobrevivir, estar ahí, que nuestro trabajo se vea y encuentre canales adecuados y fluidos de exhibición. Al mismo tiempo me parece un juego perverso y enfermo que creo que mata algo esencial en las programaciones y la oferta que debe llegar al público: variedad y representatividad de lo que se hace. Entiendo perfectamente que cuando un producto es muy bueno, todos queremos tener acceso a él, se vende bien, parece estar en todos lados. No es ése el fenómeno que estoy describiendo. ¿Me sigues? Espero que tengas las pistas suficientes para detectar la diferencia entre un fenómeno y otro. Para mí es bastante claro.
- Atención a nuestro entorno y nuestras acciones. A veces la línea entre hacer y luchar por lo que crees y convertirte en parte de aquello que detestas, es muy delgada. Para mí, a nivel de conciencia y ético es importantísimo estar en concierto en todos los aspectos del trabajo: creación, producción, distribución… es un esfuerzo constante de no entrar en juegos que no nos representan.
- Trabajar en la periferia es también política y resistencia. Periferia a nivel nacional es no estar ni en Madrid ni en Barcelona. A nivel autonómico, por ejemplo en el País Vasco sería no trabajar en Bilbao o Donosti,  a nivel Andaluz trabajar en Almería o Cádiz. Las políticas actuales están trazadas con el concepto de capital del reino. No interesa permeabilizar territorios, se montan escaparates. Políticas pomo la del National Theatre Wales que trata de no repetir población en sus producciones y creaciones podrían ser modelos en este sentido.
Quizás no es lo que se esperaba al leer el título de la entrada de hoy. Sin embargo para mi estas reflexiones tendrían que ocuparnos en primer lugar. Y también ésta: ¿dónde está el público? ¿Dónde está nuestro público ahora que lo necesitamos? Porque leí hace muy poco que el sector artístico en poco numeroso y que está mal organizado. Es cierto, pero: ¿dónde está ese público que ama la cultura y que siente como un prejuicio personal los recortes y la desaparición de la cultura? ¿No va a manifestarse con nosotros?
En Andalucía, donde el sistema de funcionariado es tan numeroso que sus sueldos consumen un, no sé, digamos 80% de los presupuestos actuales de cultura…No digo que sea culpa suya, ni que deban renunciar a sus trabajos… pero, ¿ salir a la calle junto a los artistas y manifestarse con ellos por sus derechos y en contra de los recortes? ¿O es que no estamos en el mismo barco y la cultura en la que trabajan ellos no tiene nada que ver con la que hago yo?
Y me sigo preguntando: si hay sociedades en las que los bailarines y actores se consideran parte del patrimonio cultural, y la población se siente orgullosa de sus artistas y los consideran como parte del bien nacional…. ¿qué pasa con éste país?¿Por qué se nos considera como unos aprovechados que chupamos del bote y que nos fundimos la reserva de la nación? Y los que no piensan eso.. ¿cómo demuestran su apoyo? Creo que pensar que la culpa de todo esto la tiene la política es echar balones fuera como injusto sería pensar que es sólo responsabilidad de los artistas que han obviado durante años al público ni tampoco de ese público que es ignorante y solo quiere televisión y películas de evasión. Necesitamos incluir a toda la sociedad entre nuestro público, hacernos querer y ser necesarios para ese público. De algún modo nuestro trabajo les tiene que llegar e implicar.
Pero en medio de todo esto , seguro que se encuentran algunas respuestas o al menos muchísimas preguntas necesarias que no pueden dejarse de lado si queremos que de verdad la esencia de este problema cambie, si queremos otro modelo cultural del que todos nos sintamos parte y orgullosos.
Por mi parte, me vais a permitir que piense que llevo ya muchos años de danza política y social, aunque espero seguir muchos más , mejorando y siempre fiel a unos cuantos principios que me permitan tener la conciencia tranquila y el ánimo de seguir en lucha.
Y mientras reflexionamos sobre todo esto, llegó el momento de actuar, que no son cosas incompatibles.
Hoy recomiendo que echéis en vistazo a la línea de actuacción (@actuaccion en twitter y en facebook )
Y también a una apasionante conversación que se inició hoy en facebook entre gente del sector y también del entorno, parte de ese público del que hablamos y cuya presencia es tan necesaria , vía Nerea Aguilar : aquí

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